Crece silencioso el verso,
buscando las cotas más sublimes,
donde las estrellas titilan
y la noche vomita sueños
para erradicar las pesadillas
de aquellos que olvidaron el sabor
del pan madrugador y el canto del gallo.
Pienso en las palabras que contaminan el ánimo
y pulverizan la sangre de cristales,
que envenenan la musicalidad de la risa.
Recuerdo aquellos versos que cantaron en el pecho
de un hombre que rompió el futuro,
con el aire que producían las palabras
que volaron de un sueño prodigioso,
y que ahora canta en el desconsuelo del rebuzno.
El minuto hoy marca la hora de un cambio de tiempo.
El sol languidece y aquí estamos,
con la pasión enferma de los viejos poetas.
Quedan versos con destino al corazón del prófugo
y que huyen arrastrando sombras
que antes yacían en la vieja caverna.
Todo es creíble hoy en día y cambiamos significados,
vaciando de contenidos las palabras:
La prima ahora es de riego y los mercados
ya no venden verduras frescas de la huerta;
el rescate es un juego sin sentido
y la bolsa no alberga nada material,
que se vende y se compra.
Estos versos nacen de la prensa
hartos de ver sólo negros titulares
y sueñan con el ritmo del poema.
Todo lo inverosímil es posible esta tarde.
Ildefonso Gómez Sánchez.
21/06/2012