"Amanecer" de Markhus 2008 |
El día amaneció en rojo. La pasión avanzaba por las calles desde el temprano mediodía, entremezclado con el amarillo brillante del sol, haciendo gala de una unión prometedora y duradera.
Banderas en balcones y mástiles, banderas como mantones, envolviendo el deseo ferviente del triunfo, que hace más fuertes a los débiles y cómplices a los desconocidos.
Alguna trompeta madrugadora y descarriada, llamando al patriotismo desmesurado de los compromisos anónimos y pasajeros; algún tambor a destiempo, anunciando la gloria.
La pasión iba creciendo en las burbujas de efervescencia, que subían a los repechos más escarpados de la euforia para estallar, en su momento, en estruendos de voces y griteríos.
Poco vale la reflexión pausada y el intimismo de la palabra, frente al impulso irrefrenable de la adrenalina emocional.
El poeta aguardó pacientemente. La poesía es como un río que no puede detenerse y fluye suavemente hasta ese momento en que desemboca al mar; entonces se multiplica, crece y baña con olas de sentimiento, las irregulares orillas del corazón humano.
Por fin el poeta habló y nunca antes su voz había sonado con tanta claridad, con tanta esperanza y fuerza, como en aquella tarde en que surgió confundida con los ecos de "¡España! ¡España! ¡Viva España!
Haydée Acosta
Tertulia del 29 de junio de 2010
Tema: Monográfico sobre Luis Rosales
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